Con motivo del Día Mundial del Agua, conversamos con el profesor de la Universitat Politècnica de València (UPV), el Dr. Félix Francés, quien repasa en esta extensa entrevista la actualidad del sector y la incidencia que tiene el cambio climático sobre el territorio.

El profesor Francés dirige desde 2013 el IIAMA (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente), un centro de investigación de la UPV compuesto por alrededor de 100 personas, que desarrollan más de setenta líneas de investigación relacionadas casi en su totalidad con el ciclo hidrológico del agua en su fase terrestre y en todas sus escalas.

Pregunta: El cambio climático es una realidad y parece que sus efectos en el Mediterráneo empiezan a sentirse de manera clara. Este invierno hemos asistido a una serie de temporales de lluvia y nieve que han estado a punto de desbordar ríos y embalses, ¿qué relación tiene el cambio climático con estos hechos?

Respuesta: Incluso en los escenarios de emisiones de gases invernadero más optimistas, hay unanimidad entre todos los modelos climáticos en predecir un futuro con incrementos claros de temperatura en todo el planeta, por lo que los eventos de nieve de este invierno deben achacarse a la variabilidad climática, no al cambio climático.

En cuanto a las precipitaciones, las tendencias no son uniformes espacialmente a escala planetaria y su certidumbre se reduce de forma significativa. En particular, no hay una tendencia clara para las precipitaciones del Mediterráneo Occidental, ni sobre su torrencialidad futura.

Además, en climas semiáridos la reducción futura de la humedad del suelo al inicio de las tormentas por las mayores temperaturas podría compensar en parte un posible incremento de la torrencialidad, dando lugar a una menor magnitud en las crecidas de mayor frecuencia.

Por tanto, de lo único que estamos seguros es de una reducción de los recursos hídricos disponibles en el futuro y de que la mayor frecuencia de las inundaciones se deberá fundamentalmente a la ocupación incorrecta del territorio en el pasado y/o en el futuro.

P.- ¿Cómo mitigar su impacto?

R.- Para mitigar su impacto, es necesario articular medidas de adaptación en la planificación y gestión de los recursos hídricos. En este sentido es fundamental que administraciones, universidades y expertos trabajen conjuntamente en la adopción de medidas y en la concienciación social del problema que supone el cambio climático.

Para mitigar el impacto del cambio climático es necesario articular medidas de adaptación en la planificación y gestión de los recursos hídricos

Un buen ejemplo de ello, es la reciente creación de la Cátedra de Cambio Climático promovida por la Generalitat Valenciana y que está dirigida por el profesor y subdirector del IIAMA, Manuel Pulido. Este espacio busca desarrollar actividades de formación, divulgación y concienciación entre la comunidad universitaria.

P.- ¿Nos puedes enumerar alguna de las medidas necesarias para adaptarse al cambio climático?

R.- Por ejemplo, diferentes estudios desarrollados por nuestros investigadores recomiendan incluir el uso de modelos hidroeconómicos en la gestión de cuencas con escasez de agua. Asimismo, también es fundamental incorporar las nuevas tecnologías a la agricultura para optimizar los sistemas de riego, y por tanto reducir el consumo de agua.

Además, es necesaria la implantación de Sistemas urbanos de Drenaje Sostenible (SuDS) en las ciudades para gestionar de manera más eficiente y sostenible el agua de lluvia. Otro aspecto clave, es articular planes de actuación ante el riesgo de prolongadas olas de calor, inundaciones, largos períodos de sequía o incendios forestales.

Es necesaria la implantación de Sistemas urbanos de Drenaje Sostenible (SuDS) en las ciudades para gestionar de manera más eficiente y sostenible el agua de lluvia

Del mismo modo, es imprescindible adaptar el sistema de presas a los nuevos estándares derivados del cambio climático. De hecho, a todos nos viene a la memoria las imágenes de hace unas semanas, donde casi 200.000 personas fueron evacuadas en el norte de California por el peligro inminente por desbordamiento de la presa de Oroville. Debemos aprender de ello, ya que hay muchas similitudes entre California y España.

P.- Respecto a los incendios forestales, ¿qué efecto va a tener el cambio climático?

R.- Las previsiones indican que si no se realiza gestión forestal, los incendios se incrementarán por el aumento de temperaturas y reducción de precipitaciones, pero yo quiero ser positivo y me gustaría plantear soluciones. Por este motivo resalto los trabajos de eco-gestión forestal realizados por miembros del IIAMA, con los que se pretende incrementar los servicios ecosistémicos del bosque a través de la producción de biomasa, mejora del medio natural y el incremento de los recursos hídricos. Este incremento de los recursos hídricos mediante una gestión adecuada del bosque en parte podrá compensar la reducción futura debida al cambio climático.

P.- Anteriormente has hablado de la necesidad de que administraciones, mundo académico y expertos trabajen conjuntamente ¿es el proyecto Life Albufera un buen ejemplo?

R.- El proyecto Life Albufera que lideró el IIAMA trató de demostrar las posibilidades de regeneración de las aguas que tienen los humedales para su posterior utilización en un medio natural como es l´ Albufera de Valencia. Y efectivamente, es un claro ejemplo de las líneas que deben marcar la colaboración entre diferentes administraciones. En primer lugar, por los resultados obtenidos que podemos calificar como muy satisfactorios. Asimismo, por el número de socios implicados y por último, por la proyección e interés internacional que ha despertado el trabajo.

Félix Fancés durante la entrevista

P.- En un ámbito tan importante como para la sociedad, como el tratamiento de las aguas residuales, ¿pasa el futuro por la valorización de los residuos y la reducción del consumo energético?

R.- Claramente, el futuro en el tratamiento de las aguas residuales pasa por concebir la EDAR como una planta de recuperación de recursos y no sólo de eliminación. De hecho, nuestro grupo de investigación en calidad de aguas ya trabaja en varios proyectos orientados en esa línea.

El futuro en el tratamiento de las aguas residuales pasa por concebir la EDAR como una planta de recuperación de recursos y no sólo de eliminación

P.- En 2013, algunas localidades de la comarca valenciana de la Ribera Alta sufrieron restricciones en el consumo de agua potable de la red doméstica por la contaminación de los acuíferos, ¿cómo se puede prevenir estas situaciones?

R.- Con I+D+i. Por ejemplo, en el IIAMA el grupo de investigación en Hidrogeología, de referencia internacional en esta temática, ha desarrollado modelos con los que se podía haber conocido el estado de los acuíferos afectados y el origen de la contaminación, por lo que es mucho más fácil encontrar las actuaciones adecuadas para revertir la situación.

En este sentido, los centros de investigación debemos darnos a conocer para que las empresas, administraciones y entidades sepan que con frecuencia las soluciones a muchos problemas, las tenemos nosotros.

P.- Respecto al posible desbordamiento de los ríos, ¿es necesario que las confederaciones hidrográficas incorporen un plan de gestión de sedimentos?

R.- La Directiva Marco sobre la Gestión del Riesgo de Inundaciones de 2007 y la normativa transpuesta española de 2010, incluyen los sedimentos como una amenaza más que debe ser considerada en los mapas y planes de gestión del riesgo de inundación.

Los sedimentos son un problema para las infraestructuras hidráulicas (por ejemplo, acortando la vida útil de los embalses por su aterramiento) y habitualmente su limpieza es uno de los costes más altos en la recuperación de una zona inundada.

Todos tenemos en nuestra retina las imágenes de limpieza de casas y calles después de una riada y en realidad, a esto hay que añadir la limpieza de la red de alcantarillado y de otras infraestructuras enterradas que se pueden ver afectadas.

P.- Por tanto, ¿es urgente trabajar inmediatamente en el ámbito de los sedimentos?

En la primera ronda de estudios derivados de la Directiva Marco que ha dado lugar al Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNZI) no se incluyó el ciclo de sedimentos en los estudios hidrológicos e hidráulicos en España. Desde mi punto de vista, en la segunda ronda que se iniciará próximamente de revisión y mejora del SNZI, sería obligatorio incluirlo por su impacto económico en los daños producidos por las inundaciones. Además, también se debe incorporar en los planes de gestión, que incluyen las actuaciones y medidas para la disminución de riesgo.

Es necesario incluir el ciclo de sedimentos en los estudios hidrológicos e hidráulicos, así como en los planes de gestión por su impacto económico en los daños producidos por las inundaciones

P.- Sino me equivoco usted fue unos los redactores del “Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana (PATRICOVA)”. Con los nuevos indicadores del cambio climático, ¿qué otros elementos se deberían incluir?

R.- Antes de todo, me gustaría resaltar que el PATRICOVA ha tenido un impacto positivo en la Comunitat Valenciana impidiendo en muchos casos ocupaciones irracionales del territorio desde el punto de vista de las inundaciones.

Efectivamente, en la primera versión fui responsable de los mapas de peligrosidad y riesgo y colaboré en la Normativa Urbanística asociada. En la revisión que se aprobó el año pasado me encargué de la actualización del mapa de peligrosidad, donde además de mejorarlo se incluyó el concepto de peligrosidad geomorfológica. En este sentido, pienso que la cartografía del PATRICOVA debe coordinarse con la futura versión del SNCZI, centrándose en su carácter preventivo.

Sin embargo, en diciembre de 2016, el Gobierno central promulgó un Real Decreto que modifica los reglamentos del Dominio Público Hidráulico y de Planificación Hidrológica, que afecta a la Normativa Urbanística del PATRICOVA. Esta normativa es muy restrictiva en lo que se denomina la Zona de Flujo Preferente, y no tengo claro que a la larga ésta sea la mejor solución frente a la de “aprender a convivir con el río”. Además, su definición es equívoca (hay infinitas soluciones), por lo que con seguridad generará un número elevado de discusiones y pleitos judiciales.

P.- Por tanto, la apuesta por la I+D+i es fundamental ¿cómo ves la situación del sector tras años de crisis?

R.- En España, en los últimos años la inversión en I+D+i se ha reducido del 1,4 al 1,2 % del PIB. Esta cifra nos sitúa muy por debajo de la media europea (1,99%) y no digamos de países como Alemania o Finlandia. Ya si hablamos en términos absolutos, las cifras son brutales.

Apostar por la I+D+i es mejorar la calidad de vida y bienestar de los ciudadanos. De hecho, existe una correlación muy alta entre la inversión en I+D+i y la renta per cápita de un país

Por ello en estas líneas quiero reivindicar que apostar por la I+D+i es hacerlo por mejorar la calidad de vida y bienestar de los ciudadanos. De hecho, existe una correlación muy alta entre la inversión en I+D+i y la renta per cápita de un país, ya que mejora a medio y largo plazo la productividad de los diferentes sectores económicos. Además, en España por nuestras características climáticas, es más necesario que nunca la I+D+i. El agua juega un papel fundamental en nuestros sectores económicos, ya sea en cantidad y calidad por lo que es necesario asegurarnos el futuro.

Esta propia idiosincrasia ha supuesto, que en esta temática seamos líderes mundiales. Estamos en cabeza en la consecución de proyectos europeos relacionados con este ámbito en términos absolutos – de hecho el IIAMA participó en 2016, en 15 proyectos europeos- y nuestras empresas obtienen contratos en todo el mundo. Si no queremos perder esta ventaja competitiva en el sector, tanto las administraciones como las empresas deben incrementar las inversiones en I+D+i.

Es triste ver como nuestros investigadores se marchan a centros de investigación extranjeros porque les garantizan una carrera profesional, que España no puede. Esto no es bueno para el país, en términos económicos ni humanos.